Si bien es normal en cualquier persona vivir ocasionalmente alguna de estas situaciones, quienes padecen este trastorno experimentan constante y simultáneamente estos síntomas. Tienen una vida marcada por los desaciertos. Sin embargo, ninguno de ellos tiene que ver con una deficiencia en su coeficiente intelectual: este es normal y, muchas veces, hasta superior. La clave de este historial de naufragios en la vida académica tiene que ver con un concepto clave: el rendimiento. No le pueden sacar el jugo a la inteligencia, no logran focalizar la atención, por lo tanto, si están estudiando no pueden memorizar. Además, al tener atención dispersa, la captación de la totalidad suele tener alteraciones. Todo esto hace que a los niños les cueste sostener un rendimiento.
Se trata de un síndrome que se manifiesta de diversas formas y con diferente intensidad en las distintas personas. Cualquiera sea la características sobresaliente, lo cierto es que muchos pasarán por la vida sin saber lo que les ocurre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario